Son tus ojos la chispa que cede la memoria
a lejanos planetas, mundos indescifrables,
intangibles y mudos en nudos imposibles.
Son tus ojos el cielo infinito y nostálgico.
Son tus labios el friso que bordea mis sueños,
suave, sutil moldura que me desplaza ingrávido
y despierto a la carne que los envuelve ociosa.
Son tus labios la llama que me ahoga y traspasa.
Son tus manos la llave que abre todas las puertas,
hacia ellas me vuelco, inútil, desarmado.
Encierran la verdad sola, primera, última.
Son tus manos presente, el futuro, pasado...