Ahora es la llanura, sus oblicuos bostezos,
la curva de un abismo hacia un punto adherido,
estable, paralelo, anclado en plenitud.
Agitada planicie repleta de esperanza.
Crepúsculo cobrizo, raya enorme de luz,
penetrante haz de tierra hilvanado de cepas.
En su diáfano vientre van fluyendo lagunas
donde esconder la vida y así yacer, meciéndonos.
Mar aferrado y libre, coronado de lunas,
desmadejando auras. Largo velero al viento,
apacible bahía para atracar deseos.
Fugaz cometa eterno completando el espacio.