El amor se desvía por caminos tortuosos.
Con movimientos suaves asola el horizonte,
penetra con su ingravidez en bosques frondosos
y naufraga en océano reducido a monte.
En olvidadas habitaciones se dispara
para escupir allí sus más nutridos quebrantos.
Entre lúgubres presagios suelta una luz clara
y grita aullidos para convertirlos en cantos.
Su descomposición se halla en avanzado estado
de tal suerte que ignora qué dirección seguir
y así recuerda espesuras donde lado y lado
gran sima son para tu corazón conseguir.
Allí sigue firme avasallando tantas ruinas
como abruptas rocas hay en mi nuevo camino.
El amor es un largo tallo lleno de espinas
por donde suben los desaciertos del destino.