electric light streaks

Incompletitud

La noche verifica las estrellas y no la vemos,
de noche quisimos entrar en los abismos a través de copos de algodón
y capaces no fuimos.
Nos quedamos allá en algún sueño,
en un destello blanco, níveo, intenso, firme.
Pero no hubo batalla con su roja luz,
batalla para abrir las manos
y amasar la humanidad al cabo de nacer tú,
tú…

Justo en el tiempo, ahora, ya.
¿Cuál es la percepción? ¿Dónde está la muerte?
Insisto: es ahora, en cada momento, al revés, donde sobreviene.
Su morbidez, vacuidad y alarma, lágrimas
para sobrevivirla y después revivir en la lejanía…
Sé que son sus labios sólo el principio.

Amigo que ves los puertos y que ves los horizontes:
llévame a la mar y déjame en aquellos fiordos
donde la luz sea siempre transversal,
luz ósea y gris, luz enorme de ramas abiertas,
luz sempiterna.

Forma del que viene extinto sin saber los aromas,
antiguos y marchitos olores,
denostadas arrogancias.
Esta es la sima de las horas,
el temblor, el renacimiento y el recuerdo…

Se han dejado entrever escarchas después
y hube de nacer cuando el tiempo amainaba
para restablecer las caídas amapolas
y no olvidarte en tu juventud futura, uniforme.

Aquellas llanuras fueron trillas y el soslayo, la luz
que nunca hube de tener, molinos degradados, fuertes,
sueños que destapan la completitud y la convierten en un haz
para establecer los deseos y hacia atrás escaparse,
reencontrar alguna línea temporal y mirar en algún espejo lejano
aquello que antes siempre encuentro en tu corazón
y no me cabe más allá de mis manos.

Caerá la lluvia sobre los corazones,
sin ser yo me destaparé por aquellos mares que nunca vi,
por aquellas tierras lozanas apenas percibidas,
y será abierto el sol quién nos guíe…